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martes, 13 de febrero de 2018

JUDAISMO Y MASONERÍA 1 de 2

JUDAISMO Y MASONERÍA 1 de 2

En cualquier caso, el tema judeo-masónico tuvo un gran arraigo y profunda vinculación en los países que experimentaron las dictaduras fascistas en el período entre guerras. Pero, quizá, lo que más llama la atención en este asunto es que en la mayor parte de los casos la única fuente de información son los célebres Protocolos de los Sabios de Sión. La obra «clásica» que sirve para justificar una proyectada conspiración judía para dominar el mundo, tramada en el Congreso judío-sionista de Basilea de 1897.

Sin embargo, es conocido desde 1921 el fraude que suponen los Protocolos, que no son otra cosa que un plagio y una manipulación de la obra Diálogo en los infiernos entre Maquiavelo y Montesquieu, o la política de Maquiavelo en el siglo XIX, de Maurice de JoIy, publicados en 1864 como virulenta sátira contra la política de Napoleón III, al que se presenta como un déspota que sabe guardar las apariencias de un régimen liberal. 

Pero dicha prueba de falsedad de la obra, no ha podido refutar otros que si sirven para reconocer que hay un gobierno secreto formado por los más ricos del mundo y que pretenden un Gobierno Mundial Único, en sus manos. Además es innegable la persecución de los judíos y masones por los fascistas y nazis en tiempos de Mussolini y Hitler, y la persecución de la masonería en diversos países.

Pero ya que se le ha dado tanta importancia a Los Protocolos. Recurramos a Leon Zeldis FPS, grado 33 PSGC, Supremo Consejo del Rito Escocés del Estado de Israel Gran Maestro Adjunto Honorario. Quien a abundado sobre el hecho de que no pretenden un gobierno mundial.

El Padre Agustín Barruel en su Memoria para servir a la historia del Jacobinismo, acusó a la Masonería (que confundió con los Illuminati de Baviera) de ser instrumental de la Revolución Francesa (¡y también de ser los herederos de los Templarios!). Aunque Barruel no encontró datos históricos que le permitieran extender su ataque abarcando a los judíos (entre los revolucionarios franceses famosos no había judíos). Y también el citado Monseñor León Meurin, Arzobispo de Port-Louis, Mauritius, publicó en 1893 su libro: La Franc-Maçonnerie, Synagogue de Satan. Donde el la página 260 escribe: "Todo en la Franc-Masonería es fundamentalmente judío, exclusivamente judío, apasionadamente judío, del comienzo al final".

Existen asimismo algunos Supremos Consejos que consideran que el Rito Escocés Antiguo y Aceptado es un rito exclusivamente cristiano, y que no aceptan el ingreso ni de judíos ni de miembros de otras religiones (p.ej. los Supremos Consejos de Inglaterra, Escocia, Irlanda y Australia). 

Todo esto ha preparado el clima antijudío para cuando Los Protocolos aparecen por primera vez en 1905, en Tsarskoe Selo, un lugar de veraneo cerca de San Petersburgo, Rusia (todavía la Rusia imperial, bajo el gobierno del Zar Nicolás II). El autor indicado en las primeras ediciones era un personaje que fue sucesivamente abogado, juez, y monje griego-ortodoxo llamado Sergei Alexandrovich Nilus (1862-1930).

Originalmente, los Protocolos aparecieron como un simple apéndice en la segunda edición de un libro de Nilus intitulado Velikoe v Malom (Lo Grande en lo Pequeño). Como era habitual en esa época, el libro lleva también un largo subtítulo: Y el Anticristo como una posibilidad política cercana. Este subtítulo se refiere al apéndice.

En las diversas ediciones que siguieron (1911, 1912, 1917 y 1919, siempre en ruso), Nilus ofrece distintas explicaciones de cómo el manuscrito de los Protocolos había llegado a sus manos, asegurando que él solamente había hecho la traducción al ruso. Otras ediciones y traducciones, publicadas por otras personas, contaban diferentes historias sobre el origen del documento.

Una de las más frecuentes "explicaciones" agregadas a los Protocolos es que son las "actas secretas" del Primer Congreso Sionista convocado en Basilea en 1897 por el Dr. Theodor Herzl.

Pero puede asegurarse que jamás existió una organización como los "Sabios de Sión" o los "Ancianos de Sión". Ya que la única "firma" es simplemente una línea que dice "Firmado por los representantes de Sión del Grado 33".

Pero ya antes se había hablado en documentos sobre la dominación mundial, por ejemplo un alemán llamado Hermann Goedsche, que en 1868 escribió una novela bajo el seudónimo "Sir John Retcliffe", con el título Biarritz. Uno de los capítulos de esta obra de ficción relata una escena macabra en el cementerio judío de Praga, donde una vez cada cien años se reúnen representantes de las 12 tribus de Israel con el demonio en persona y le informan a Satanás del progreso de sus planes y solicitan la ayuda infernal para la prosecución de sus criminales proyectos.

Y el mismo Goedsche firmando como el "famoso noble inglés, Lord Retcliffe", garantizaba la autenticidad de su novela. La primera traducción fue hecha en San Petersburgo en 1872, publicada bajo el título En el Cementerio Judío de la Praga Checa (los Judíos Soberanos del Mundo). En 1876 nueva publicación en Moscú. En 1880 una segunda edición y nuevas impresiones en Odessa y Praga. En Francia, el escritor Gougenot des Mousseaux también hizo uso de este tema en su libro Le Juif, le judaïsme et la judaïsation des peuples chrétiens (París, 1869), donde acusa a los judíos "Cabalistas" de estar tratando de apoderarse del mundo. Su continuador, el Abate Chabauty, cura de San Andrés en Mirebeau, en Poitou, publicó en 1881 un volumen de 600 páginas titulado Les Francs-Maçons et les Juifs: Sixième Age de l'Eglise d'après l'Apocalypse, en que sostenía que Satanás, mediante la conspiración Judeo-Masónica, estaba preparando el camino para el Anticristo judío y la dominación del mundo por los judíos.

Aproximadamente en la misma época, en la década de 1880, en Italia, el Papa Leo XIII estaba empeñado en una feroz lucha contra la Francmasonería italiana. Aunque él mismo no descendió a hacer propaganda antisemita, le permitió a otros hacerla. Los padres Jesuitas asociados con la publicación La Civiltá Cattolica, especialmente, consideraban perfectamente legítimo desacreditar la Francmasonería presentándola como parte de una conspiración mundial judía. Dos de estos Reverendos Padres, R. Ballerini y F.S. Rondina, condujeron una campaña que duró hasta pasados 1890.

Finalmente, debemos mencionar que la primera aparición de un texto muy similar a los Protocolos, pero un tanto abreviado, apareció en la revista Znamya (La Bandera) de San Petersburgo entre el 26 de agosto y el 7 de septiembre de 1903 (es decir, precediendo por dos años la publicación de Nilus).

Znamya era publicada por un notorio antisemita, P.A. Krushevan quien sostuvo que el texto que publicó era traducción de un documento escrito originalmente en Francia, y que el traductor lo había titulado Actas de la Reunión de los Masones Mundiales Universales y los Ancianos de Sión.

Los Protocolos fueron empleados por primera vez en Rusia para fomentar el odio hacia los judíos. Su objetivo inmediato era socavar la influencia política y la posición del Conde Witte, a la sazón el ministro más importante del gobierno zarista debido a que la mujer de Witte era de origen judío, la opinión generalizada era que él favorecía a los judíos de Rusia, que habían sufrido persecuciones y discriminación. 

El 8 de enero de 1935, un sacerdote católico llamado Padre Gleb E. Werchobsky, se entrevistó en Chicago con el escritor Sigmund Livingston, quien ya había publicado antes un artículo denunciando la falsedad de los Protocolos. El Padre Werchobsky quería poner en manos de Livingston cierta información hasta entonces desconocida, basada en su propia experiencia personal.

Posteriormente, Livingston publicó los detalles completos de esta entrevista en su libro ¿Deben los hombres odiar?.

Herbert Oré.

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